Tips: orugas

Cómo alimentar a las orugas

Antiguamente existía la costumbre de criar gusanos de seda en las casas y se los tenía en cajas de zapatos con tapa. Por este motivo hay gente que, cuando piensa en adoptar una oruga, inmediatamente va y agarra una caja de zapatos, la llena con hojas, pone la oruga ahí y la tapa para que no se escape. Personalmente me parece un lugar oscuro y poco aireado para tener orugas, además de que las cacas que producen continuamente caen sobre las mismas hojas que comen y sobre el piso de cartón de la caja. Medio asquete, por no mencionar que las hojas se marchitan enseguida porque no tienen agua. Además las orugas son limpias; no les gustan esas cosas.

El método que uso es recrear algo más parecido al ambiente natural de las orugas, cortando hojas con tallitos, metiéndolas en un florero y depositando las orugas sobre el ramo de hojas. El florero, a su vez, va sobre una servilleta de papel o —especialmente si las orugas son grandes y producen muchas cacas— dentro de un tarro grande de plástico, que es fácil de limpiar. Las patas de las orugas están adaptadas a sujetarse de tallitos o palitos, lo que hace que estén más cómodas, y además de esta manera las hojas no se marchitan tan pronto y las cacas de las orugas caen al fondo del frasco, dejando las hojas despejadas. (¡Algunas orugas, si encuentran una caca sobre una hoja, la agarran con las mandíbulas y la revolean lejos!).

El tarro normalmente permanece destapado, ya que las orugas, mientras están en su etapa de crecimiento, no se alejan de la comida. Necesitan de todas formas algo de supervisión, porque a veces una oruga se pone a comer una hoja de manera que separa un pedazo y se cae al fondo del tarro junto con él (como esos personajes de los dibujos animados que se sientan sobre la misma rama del árbol que están serruchando y finalmente se caen con ella). Otros problemas parecidos pueden ocurrir cuando el ramo de hojas sobresale mucho por la boca del tarro y se inclina contra uno de los bordes, en cuyo caso alguna oruga puede terminar cayendo fuera. Por todo esto es interesante que el tarro sea lo suficientemente alto como para poder taparlo con un retazo de tela cuando nadie esté cerca de las orugas. Para esto se puede usar un pedacito de tul o una tela a la que se le hayan hecho agujeros con una tijera, de manera que deje pasar el aire. Se lo corta un poco más grande que la boca del tarro y se lo sujeta a la misma con una banda elástica o un piolín. Otra posibilidad es hacer agujeros en la tapa original del tarro.

El lugar donde se ubica el tarro queda librado a la sensatez de cada uno, pero personalmente evitaría que estuviera al alcance de niños descontrolados y mascotas salvajes y, por las dudas, también del sol directo.

Plastic container being used as a caterpillar feeding cage. Photo: Gabriela F. Ruellan.
Tarro con orugas sobre una mesa de trabajo. No te hagas problema, que no molestan.

Las hojas para que coman las orugas

Cada especie de oruga tiene su preferencia en cuanto a comida, así que es importante prever, antes de adoptar orugas o huevitos, si vamos a tener de dónde sacar la planta que comen. Algunas plantas son difíciles de conseguir y otras no; algunas se pueden tener en el jardín y otras pueden ser difíciles de cultivar, ya sea por la ubicación del jardín o por falta de espacio.

El agua limpia también va a ser fundamental para lavar las hojas que vengan de árboles de la calle o de plantas que sospechamos que pueden haber sido fumigadas con algún insecticida. Aunque si sabemos a ciencia cierta que una planta fue fumigada, es mejor no usarla.

Como las orugas y el agua no son muy compatibles entre sí, cuando las orugas son chicas es mejor secar las hojas con una servilleta de papel antes de dárselas, de manera que no les quede mucha agua encima. Si tenemos orugas muy grandes y les estamos lavando un ramo gigantesco de hojas, es suficiente con sacudirlo un poco para quitarle el exceso de agua.


Conservar hojas cortadas

Ponele que tus orugas solo comen hojas de una planta o árbol que no tenés muy a mano. Entonces hacés una excursión hasta la loma del quinoto en busca de esas hojas y te traés un montón a tu casa. ¿Cómo conservarlas por el mayor tiempo posible? En una bolsa plástica bien cerrada (o tipo Ziploc) metida en la heladera. O metida en una hielera portátil, lo mismo da. Si las lavaste, escurrilas bien, porque si quedan mojadas se van a echar a perder más rápido.


Cambiar la dieta de una oruga

Si una oruga come una variedad de plantas y queremos cambiarle una por otra, ¿se puede?

En un principio diría que sí, pero hay que probar. Personalmente, con algunas especies no tuve problemas: por ejemplo, a las polillas imperiales les pude cambiar la dieta de fresno a olmo y viceversa. Tampoco tuve inconvenientes dándoles diferentes plantas de la familia adecuada a las monarcas, ni cambiándole una planta por otra a los nóctuidos arctinos como la mariposa leopardo. Sin embargo, las orugas de Automeris y Leucanella parecen acostumbrarse a las hojas que comen de tal manera que, aunque son polifitófagas, una vez que empiezan de alimentarse de ciertas hojas ya no aceptan otras.


Limpieza de cacas

Las orugas son limpias y prefieren mantener distancia entre sí mismas y las cacas que producen continuamente. Y tienen razón, porque las bostitas esas pueden criar hongos y son una potencial fuente de infecciones. Por eso es que no me gusta la costumbre de criar a las orugas en una caja de zapatos: es muy preferible mantener a las orugas en un florero o sobre una planta —enmacetada o no—, de manera que las cacas caigan directamente al suelo o sobre el fondo del contenedor que les hayamos preparado.

De todas formas, ya sea que para contenerlas hayas acondicionado un simple bidón de plástico o tengas una jaula especial para orugas de última generación con tecnología de la NASA, limpiá las cacas que se juntan en el fondo.


Liberar orugas

Así que juntaste muchos huevos de mariposa y se te llenó la casa de orugas. Bueno, vas a tener que regalar algunas, o si no, liberarlas.

A pesar de que algunas orugas pueden ser liberadas simplemente en un árbol de la calle porque se alimentan de sus hojas, aunque ese sea el caso es preferible elegir mejor el lugar. Tiene que ser algún sitio donde crezcan las plantas que comen las orugas que estamos por liberar, pero también por donde no pase mucha gente, de ser posible; también hay que evitar las áreas que se fumigan para combatir los mosquitos; y, finalmente, si vamos a liberar orugas que pupan enterradas, tiene que haber un generoso espacio con pasto o tierra en vez de pavimento.


Oruga que no come y está quieta / Mudas de piel

Las orugas tienen que hacer mudas regulares para cambiar la piel, la cápsula de la cabeza y los tubos traqueales, es decir que no solo les quedan chicos el cuerito y la cabeza, sino que también se asfixian un poco. Tal vez por esto, antes de una muda se quedan quietas un tiempo. En algunas especies ese tiempo es de unas pocas horas, mientras que otras se quedan quietas hasta 3 días antes de mudar.

Después de haber hecho una muda, las orugas también se quedan quietas un rato mientras su cuerpo se estabiliza y la cápsula de la cabeza se endurece y toma color. Hay que respetar ese lapso y no molestar a las orugas hasta que vuelven a comer.

Si esperabas encontrar una muda vacía para ver cómo era pero desapareció… es probable que la oruga que mudó se la haya comido. Comérselas es la manera más práctica de no desperdiciar nada y, probablemente, también de borrar las evidencias innecesarias de que en una planta hay orugas (los pájaros aprovechan cualquier pista visual para cazar orugas, y las mudas vacías son muy delatoras).


Reubicar orugas que tejen

Si una oruga empieza a tejer en un lugar inconveniente —ya sea un capullo o un soporte de seda donde colgar la crisálida— y queremos trasladarla a otro lado (o si la encontramos tejiendo en la calle y queremos adoptarla) no hay problema en interrumpirla. Simplemente la ubicamos en otra parte y volverá a elegir un lugar donde empezar a tejer de nuevo. Si ya empezó a pupar, en cambio, no se puede hacer nada, ya que ese proceso es irreversible.

El agua

Mientras estamos cuidando orugas hay que lavar cosas. Hay que lavar regularmente los recipientes donde viven, hay que lavar los floreros cada vez que juntan mugre, y es recomendable también lavar o al menos enjuagar las hojas que se les da para que coman. Para esto hay que disponer de agua limpia y sin cloro, porque las orugas se intoxican fácilmente. El agua corriente no siempre está libre de cloro, así que hay que averiguar si lo contiene o no. En mi casa el agua de la canilla sí tiene cloro, por lo que tengo que dejarla reposar un día o pasarla por un filtro.


Cuidado: orugas chicas vs. agua de los floreros

El agua de los floreros, sin embargo, puede ser un peligro para las orugas chicas, que pueden caerse ahí y ahogarse. También, cuando las hojas que estamos usando son chicas y angostas, pueden resbalar hacia el fondo del florero llevándose a alguna oruga debajo del agua. Para evitar esto es que uso probetas y tubos de ensayo como floreros: es fácil bloquear la boca de estos tubos con un pedacito de algodón de manera que las hojas, pero no las orugas, tengan acceso al agua.


Cómo darle agua a una oruga

Las orugas normalmente no toman agua porque el líquido que necesitan lo sacan de las hojas que comen; por eso las hojas tienen que estar frescas. Sin embargo, si sabemos o sospechamos que una oruga está deshidratada, se le puede ofrecer agua para que tome. Para que no haya riesgo yo hago como si hubiese llovido y con un pincel dejo una gota de agua frente a la oruga. Si tiene sed, se la toma. Las orugas grandes pueden llegar a tomarse varias gotas bien gorditas.


Oruguitas recién nacidas

Por lo general las oruguitas, ni bien salen del huevo, descansan un poco y después dan media vuelta y se comen la cáscara, así que no poder conseguirles comida durante su primer día de vida no es una tragedia. Por eso yo espero varias horas antes de ofrecerles hojas para que coman.

Aunque las oruguitas muy jóvenes pueden comer hojas simplemente puestas sobre un plato, hay que vigilar que no se les marchiten. Recordar que las orugas sacan agua de las hojas que comen.

Algunas oruguitas, cuando empiezan a alimentarse, tienen naturalmente a su disposición las hojas más nuevas y tiernitas de su planta nutricia, así que si tengo que alimentarlas yo prefiero respetar también eso y proporcionarles esas hojas.

Hay que organizarse de manera de no extraviar ni tirar oruguitas por error al cambiarles las hojas, porque al principio son muy chiquitas. Para cambiarles las hojas se las puede «mudar» levantándolas cuidadosamente con un pincel fino y depositándolas sobre las hojas nuevas, pero también se pueden dejar las hojas nuevas a su alcance y esperar a que se trasladen ellas solas.

Finalmente, no hacer brutezas como dejar a las oruguitas bajo el sol rajante; ubicarlas en un lugar con buena luz y ventilación es lo ideal, pero no que se deshidraten.


Orugas que no comen y caminan mucho

Las orugas son generalmente panchas y solamente se preocupan por comer. Comen un rato y después duermen un rato, sin alejarse de la comida. Si una oruga empieza a caminar mucho puede deberse a dos cosas:

  1. se le terminó la comida y está buscando más;
  2. ya no come porque está por convertirse en pupa o crisálida, y camina porque está buscando un lugar adecuado para eso.

Para que no ocurra el primer comportamiento, tenemos que asegurarnos de dejar a las orugas con suficiente comida cuando no podamos vigilarlas. Yo siempre dudo de que les vaya a alcanzar lo que les dejo a la noche, así que antes de irme a dormir «encierro a las orugas» tapando el tarro donde están, o, si estaban en un florero suelto, meto el florero en un tarro y lo tapo.


Orugas que quieren pupar

Qué problema. Porque ahora sí van a empezar a caminar por todos lados. Salvo que queramos liberar a las orugas en este momento, hay que encerrarlas cuando no estén vigiladas, o de lo contrario alguien podría pisarlas, o podrían irse caminando hasta la casa del vecino.

Hay varias maneras de actuar, según la especie de oruga que tengamos. A las orugas que pupan enterrándose basta con ponerlas en un tarro con tierra y esperar a que se decidan a enterrarse. A las que hacen capullos o crisálidas en las ramas de los árboles o de otras plantas hay que reemplazarles las hojas por un bosque de palitos bien ramificados. Algunas orugas usan hojas para envolver el capullo, así que tienen que tener palitos y también algunas ramitas con hojas frescas, que son flexibles.

Cuando tenemos varias orugas, por más que hayan nacido al mismo tiempo, es común que se desarrollen a destiempo y tengamos algunas orugas más grandes que otras. Al llegar el momento de pupar, algunas van a empezar a caminar mientras las otras todavía siguen comiendo. Para estos casos es recomendable tener dos tarros, de manera de poder poner en uno el «ambiente de alimentación» (un florero con las hojas que comen las orugas) y en el otro el «ambiente de pupación» (palitos, tierra o lo que necesiten para pupar). Así, a medida que las orugas se van volviendo caminadoras se las puede ir trasladando de un ambiente al otro. A veces yo simplemente dejo los dos tarros juntos y las orugas que empiezan a caminar se trasladan solas de uno al otro.


Detección de orugas urbanas

A que esta no te la contó nadie. Una manera de detectar a las orugas de especies grandes que viven en los árboles de la ciudad es… descubriendo primero las cacas que dejan caer en la vereda.